domingo, 2 de octubre de 2016

Felicidad


Voy andando por la vida
sin esperar nada
y vuelvo a encontrarme con la felicidad.
La miro con inquietud
porque yo ya no soy el mismo.
Ella viene con la misma intensidad,
me coge de la mano
y quiere obligarme a reír
y a bailar.
Es bastante tentadora
pero no me dejo seducir.
Me resisto a que la felicidad
haga de nuevo conmigo
lo que le dé la gana.
A estas alturas
yo necesito un poco más de sensatez,
un poco más de calma.
Prefiero vivir
sin tanta exaltación.
No necesito celebrar fiestas a diario
ni necesito que la vida
me traiga siempre lo que quiero.

Pero la felicidad
no quiere dejarme en paz.
Me mira fijamente a los ojos
y se ríe
porque sabe bien
que no puedo librarme de ella:
a simple vista se ve
que soy un hombre feliz.

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